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Saturday, March 8, 2014

Una olla de presión tapada

Cada cierto tiempo estudiantes y otros sectores se lanzan a la calle. Hoy más que nunca hay motivos

Es dónde está metida Venezuela. En una perola mondonguera a presión. Y sin escapes. Las válvulas de escape son pocas. La mayoría de las opciones para aliviar la tensión están tapiadas. El Gobierno las obstruye como si quisiera provocar el caos, como si quisiera que el país explotara. ¿Estamos en medio de una provocación ahora? No lo sabemos, pero el comandante fallecido, siempre de la mano de los cubanos, usaba este recurso a cada rato para agravar la situación, descubrir las estrategias y luego meter la daga y ganar.

Las tres cosas. Generaba el problema, le aumentaba presión y luego, cuando explotaba el conflicto, contraatacaba con dureza, cárcel, persecución, exilio y demás recursos del castrocomunismo. No se trata de desestimar la protesta. Se trata simplemente de observar con cautela por dónde van los tiros con este gobierno que al fin y al cabo es el mismo que dejó el fallecido comandante. Pero la realidad indica que nunca como ahora una población, en país alguno, tuvo tantas razones juntas para protestar hasta quedar sin voz.

El crimen está matando a todo el mundo. Los malandros ganan la competencia. El llamado plan de pacificación es otro mareo. En realidad es el mareo número 24 en seguridad que lanza este gobierno. Hasta a los curas dentro de sus colegios los están matando. La plata no alcanza. Aquí los únicos que están cómodos son los miembros del clan rojo, los del grupito de próceres del golpismo militar del año 92, los extranjeros que vienen a jalar mecate y a cobrar en dólares, los cubanos y demás sietecueros que han invadido al país, los militares que logran que los pongan donde hay. Y el delito. Todo el que trabaje con drogas, secuestro, contrabando, corrupción, comisiones. Todo el que ande en esa, seguramente bajo la mirada perdida de las autoridades, está en góndola. El resto de los mortales, haciendo colas bajo el solazo parejo para comprar harina o leche. Los comunes mortales disfrutan de un país en el cual la policía en su mayoría no es confiable y donde abunda la energía, pero no hay luz. Un país donde la enfermedad, la más común de las enfermedades, puede terminar en muerte por falta de recursos en los más pobres hospitales de la región. No hay dólares, no hay pasajes para avión y si hay son muy caros. No hay repuestos para vehículos. Pocos dólares para viajeros. Nada para empresarios. Hay escasez de todo lo necesario para vivir normalmente. La educación en peligro de ser controlada por los cubanos. Los medios radioeléctricos en manos del gobiernito impiden estar informados. Los medios impresos a punto de desaparecer por falta de papel.

Si no hay razones para protestar, entonces bailoterapia pareja, pues.
Harol Verano Corredor

Más de 100 millones de mujeres...


Por primera vez en la historia más de la mitad de las mujeres en edad de trabajar forman parte de la fuerza laboral de América Latina. Ya son más de 100 millones y ese número seguirá aumentando en los próximos años como resultado de un proceso imparable. 

Pero el terreno conquistado tras décadas de esfuerzos no puede ocultar que la igualdad de género aún es un desafío para los países de la región.

Hay un largo camino por recorrer para aprovechar mejor el potencial de las mujeres. Ellas estudian más, pero ganan menos y son mayoría entre las personas pobres, las informales y las desempleadas, y enfrentan extensas jornadas por la suma del tiempo dedicado al trabajo y al cuidado de la familia.

La participación laboral de las mujeres latinoamericanas ha aumentado de 49,2% en 2000 a 52,9% en 2010 pero aún es inferior a la de los hombres, de 79,6%. En cambio, la tasa de desempleo de las mujeres de 9,1% es persistentemente mayor que la de los hombres, de 6,3%.

Estos indicadores fueron difundidos en un informe* sin precedentes realizado por cinco agencias de Naciones Unidas, que recorrieron los países de la región recopilando datos para determinar las dimensiones del desafío de ofrecer más y mejores empleos a las mujeres en el siglo 21.

El resultado es un retrato de las mujeres en el mundo del trabajo. El informe dice que las mujeres trabajadoras son mayoritariamente urbanas, y 7 de cada 10 son adultas en edad reproductiva.

Un aspecto destacable tiene que ver con los niveles de educación alcanzados por las mujeres. El 53,7% de las mujeres en la población económicamente activa alcanzan 10 o más años de educación formal, en contraste con 40,4% de los hombres. Además, 22,8% de las mujeres en la fuerza laboral cuentan con educación universitaria (completa e incompleta), por encima del 16,2% de los hombres. Sin embargo reciben menos ingresos que sus colegas hombres.

Aunque la brecha salarial ha disminuido aún hay mucho por hacer: en el año 2000 las mujeres ganaban 60% de lo que recibían los hombres, y en 2010, 68%. Es una diferencia de más de 30 puntos porcentuales.

Asimismo, 7 de cada 10 mujeres ocupadas se desempeñan en el sector de los servicios y el comercio donde las condiciones laborales pueden ser precarias. El 64,6% de las que trabajan en servicios no tienen contrato, y lo mismo ocurre con 34,8% de las que trabajan en el comercio.

Aproximadamente 17 millones de mujeres están ocupadas en trabajo doméstico. Es la principal fuente de empleo de las mujeres latinoamericanas y aunque se han dado pasos importantes para mejorar su situación, es un sector en el que impera la informalidad (70%).

También hay diferencias entre las mujeres según sus ingresos. La participación laboral de las mujeres de ingresos más altos prácticamente duplica la de las más pobres. Además, la tasa promedio de desempleo entre las mujeres más pobres quintuplica a las de mayores ingresos. El informe alerta sobre la "feminización" de la pobreza.

La información sobre las mujeres es un llamado a la acción y a no caer en la autocomplacencia por los resultados ya alcanzados.

¿Qué hacer? Hay que recurrir a una combinación de políticas para reducir la desigualdad. Políticas de empleo específicas para promover la incorporación de más mujeres al trabajo en condiciones de igualdad, de promoción de las empresarias y microempresarias, de formación y capacitación para mejorar la transición escuela-trabajo, de cuidado de los niños y división de tareas en las familias, de aumento de la cobertura en seguridad social, de respeto de los derechos laborales, entre otras.

Y, por supuesto, dejar atrás los estereotipos de género. Hay que estar claros: la incorporación de las mujeres al trabajo en condiciones de igualdad es esencial para enfrentar problemas endémicos de América Latina, como son la pobreza y la desigualdad, y para abrir el camino hacia un crecimiento económico sostenible.

 * "Trabajo decente e igualdad de género" (OIT, CEPAL, FAO, PNUD, ONUMujeres)

 http://www.ilo.org/santiago/publicaciones/WCMS_233161/lang--es/index.htm

Harol Verano Corredor

 

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